Ciertamente, mantener la vitrocerámica limpia es a la vez una de las labores más necesarias y, por lo general, peor hechas en una cocina. Es necesario en tanto en cuanto es imprescindible mantener una limpieza exquisita allí donde se cocina (por no hablar de la mala imagen que da una vitro sucia o rayada. Y es de las tareas peor realizadas porque no todo el mundo sabe llevarla a cabo.

Para empezar, debe recordarse el dicho de que no es más limpio quien mucho limpia, sino quien poco mancha: tenga cuidado al cocinar de que no se derramen restos que luego se adhieren y pueden acabar incrustándose y dejando marcas, incluso indelebles. También ha de procurar usar un menaje adecuado, que no raye ni estropee el electrodoméstico. Dicho esto, cuesta muy poco limpiar la vitrocerámica cada vez que se usa.

El primero y más evidente de los consejos es que siga las instrucciones del fabricante para limpiar la cocina, tarea que se hará más fácil si usa ollas de fondo plano y material ferromagnético, diseñado para estas cocinas (normalmente, en la ollas viene impreso o grabado en qué tipo de superficies se pueden usar). Eso sí: recuerde que el barro no debe ni acercarse a la vitro.

Si ha usado la placa como superficie de trabajo, límpiela bien antes de apoyar las cazuelas (cuyos diámetros han de coincidir con los de los fogones) para evitar no sólo partículas quemadas sino rayaduras.

Ahora sí ha terminado de usarla y quiere limpiar el electrodoméstico, empiece por aplicar unas gotas de producto específico para esta superficie cuando ésta se haya enfriado. Suelen ser líquidos o cremosos, con agentes minerales, tensoactivos, disolventes y productos de silicona. Extienda el producto y déjelo actuar unos minutos. Luego, séquelo con una toallita de papel.

En casos de manchas resistentes que se eliminan con productos no adecuados, como estropajos o jabones abrasivos, es fácil causar todo tipo de daños en la vitrocerámica. Destierre a toda costa los limpiadores de horno y los quitamanchas y en lugar de estropajo emplee una paleta limpiadora.

Si quiere quitar un resto incrustado con la placa caliente, no use el producto de limpieza: hágalo con agua. Y en el caso de que estemos hablando de plásticos, azúcar o cualquier otro elemento que se derrite e incrusta con el calor del fogón, ha de retirar este antes de que se enfríe la zona, con la ayuda de una espátula, para evitar daños en la superficie.

Un consejo para ahorrar energía: apague el fogón unos minutos antes de que la comida esté lista, puesto que este mantiene el calor durante unos minutos –de cinco a siete, aproximadamente-. En cualquier caso, las instrucciones para mantener este electrodoméstico limpio y en buen uso se resumen en dos: tener cuidado cuando se utiliza y, a la hora de limpiarlo, ponerle una buena dosis de sentido común.